Os voy a presentar a una criatura de las cuales se encuentran entre mis favoritas, el glaucus atlanticus.
Se trata de un molusco gasterópodo, que habita
sobre la superficie del mar (pelágico), en aguas templadas y tropicales como la
costa sur de Sudáfrica o la costa este de Australia, además de aguas europeas.
Tienen un tamaño pequeño, que ronda entre 4 y 9 cm aunque se han encontrado
ejemplares de hasta 40 cm. En su parte dorsal presenta una coloración azul
plateada, ventralmente un azul pálido que le ayuda a no ser visto por los
depredadores en su hábitat. Posee rayas azules oscuraso negras a lo largo del pie. Tiene un cuerpo
troncocónico aplanado con seis apéndices que se ramifican en ceratas. Esta
especie flota boca abajo sobre la tensión superficial del océano gracias a una
burbuja de aire que acumula en su cuerpo. Su desplazamiento produce una
controversia, aunque es probable que se deje llevar por los vientos y las
corrientes. Gracias a su rádula dentada en forma de espada consigue alimentarse
de otros organismos pelágicos de mayor tamaño, como la altamente venenosa
carabela portuguesa (Physalia physalis), Velella velella, Porpita
porpita y Janthina janthina. En algunos casos los glaucus pueden
volverse caníbales cuando se presta la oportunidad. Tiene varios métodos de
defensa, una de ellas es dotarse de un sabor repugnante, y dar a su cuerpo un
color muy brillante. Otra es usando un veneno, que almacena en las ceratas,
extraído de su alimentación, el cual es más potente que el de sus presas. Posee
unos rhinoforos como sentido para localizar los olores o productos
químicos del agua, a fin de llegar a los posibles alimentos. Al igual que sus
congéneres es hermafrodita y ovíparo.
También existe otra especie de menor tamaño llamada glaucus marginatus.
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